
A la muerte de
mis padres
No puedo y no quiero aceptarte.
La herida que me has dejado
duele y es profunda.
Sé que volverás
calladamente, traicionera
y seguirás con tu arrogancia
robándome pedazos de mi vida.
¿Cómo puedo yo aceptarte?
No, muerte. ¡Nunca!
¿Por qué me juzgas así?
¿No quieres preguntarme?
Yo tengo sosiego para tu pena.
Habla, muerte. Di...
¡En una paz infinita
Yo transformé sus cadenas!
Adelaida Hidalgo Hidalgo